Poco a poco iré colgando una serie de artículos de análisis operativo. Su autor es un buen amigo y excelente policía que siempre, aunque su medico no se lo recomienda , esta en la primera linea de combate. Me ha dado permiso para divulgarlos en mi blog.Este articulo en especial viene que ni pintado en referencia a los dos ultimos casos que he relatado.
Muchas gracias Ernesto.
FISIOLOGÍA DEL ENFRENTAMIENTO ARMADO
Dando un repaso desde el principio de los tiempos, diré que cuando el humano percibe una situación de peligro para su vida o para su integridad física, su organismo de modo automático experimenta una serie de cambios que ayudan o preparan al sujeto objeto de la agresión a soportar el ataque y hacerle frente o bien le facilitan la huída para ponerse a salvo.
Esto viene ocurriendo con los seres humanos desde antes de ser tales humanos, ocurría aún siendo seres prehistóricos, de hecho somos los seres vivos que mejor hemos podido aprovechar esos cambios fisiológicos para sobrevivir y llegar a ser lo que somos hoy en día.
Llegados a este punto, es bueno reflexionar sobre la posición de nuestros órganos sensoriales dentro de nuestro cuerpo. El ser humano no tiene por casualidad los ojos en el frente de la cara y los oídos simétricamente establecidos a cada lado de la cabeza y la nariz justo entre esos órganos mencionados a la vez encima de la boca.
El humano ha evolucionado mucho desde que “bajó del árbol” y ha sobrevivido a sus enemigos (otros seres iguales y animales depredadores) y ha conseguido vivir de su caza gracias a que combate, y lo hace de modo frontal, no combate o hace frente a la agresión y a la amenaza de modo lateral ni de espaldas sino que ante la percepción del peligro ya sea por el sentido de la vista, oído u olfato, cuyos órganos se encuentran simétricamente y estratégicamente localizados en la cabeza, se gira y desde la posición de frente, combate o busca la huída, que no es más que otra forma se sobrevivir.
Una vez localizada esa amenaza, es cuando realmente el organismo es consciente de que está en peligro y en ese momento, es cuando el cuerpo experimenta de modo automático una serie de cambios que aportarán capacidades de lucha o huída. Eso pasaba cuando un humano era atacado por un depredador hace tres mil años o ahora cuando un agente de policía focaliza una agresión y a su agresor.
Se estudian dos factores en el ESTRÉS DE COMBATE, el Factor Psicológico y el Factor Fisiológico.
Factor psicológico, es el que domina el miedo, el deseo de vivir y la preparación del sujeto objeto de la agresión.
Cuando el sujeto objeto de la agresión física violenta se siente preparado para la lucha, mantiene cierto control de la situación y se siente más normal ante la agresión.
Cuando el agredido no se siente preparado por la falta de formación o por no esperar la agresión y venirle por total sorpresa, el sujeto pasa por las fases de estrés positivo o negativo, si lo hace primero por el EUTRÉS (estrés positivo) será un buen momento para iniciar la defensa pero si entra en DISTRÉS (estrés negativo) ya será casi imposible hacer una defensa eficaz por perderse todo el control del cuerpo y de sus reacciones y propicia la huida del combate o el abandono de sí mismo ante la agresión.
Factor Fisiológico, este factor NO es dominado por el sujeto, son reacciones del cuerpo humano, así pues el cuerpo ante la necesidad de preparar a sus órganos para las peores heridas, segrega hormonas como el CORTISOL, ADRENALINA Y NORADRENALINA, estas dos últimas también denominadas respectivamente epidefina y norepidefina.
Los fenómenos fisiológicos del cuerpo en situación de estrés de combate se pueden resumir del siguiente modo. Ante la agresión detectada por el sujeto y previendo la posibilidad de resultar muerto o herido grave, EL SISTEMA NERVIOSO VEGETATIVO activa al eje hipófiso-suprarrenal.
El hipotálamo y la hipófisis segregan por todo el organismo humano CORTISOL que aumenta la presión arterial y llena el torrente sanguíneo de glucosa (la glucosa aporta capacidad de resistencia).
Las Glándulas Suprarrenales segregan adrenalina y noradrenalina que aumentan el ritmo cardíaco, dilatan las pupilas y redistribuyen la sangre a los grupos musculares grandes para otorgarles más capacidad de resistencia en el combate. Esto puede tardar 4 segundos, pero una vez que la adrenalina llega al corazón, las reacciones tardarán un segundo en producirse.
El estrés de combate provoca vasocontricción, y eso hace que a los órganos que NO vamos a usar en el combate, les llegue MENOS oxígeno y menos sangre y por ejemplo el sistema urinario o vegetativo dejan de funcionar (son órganos que nuestro cuerpo no precisa usar en el combate), ésta paralización podrá durar días y se puede decir que hasta la necesidad de comer queda neutralizada.
Sin embargo, en los órganos del cuerpo que vamos a utilizar para nuestra defensa o huída del agresor, se produce vasodilatación, como por ejemplos los músculos de las piernas y brazos, los cuales serán usados para la defensa “a golpes”, manejo de armas, aferrarse a un objeto o correr.
Un cirujano amigo mío lo define muy someramente y de modo un tanto grosero, con la frase siguiente, EL ESTRÉS DE COMBATE, TE CIERRA EL CULO.
El primer cambio que se puede percibir es el aumento de las pulsaciones cardíacas, así pues cuando el cuerpo alcanza entre 120 y 145 ppm (Pulsaciones por Minuto), se puede decir que el cuerpo está en óptimas condiciones de combatir, se produce lo que se denomina EUTRÉS o estrés positivo. Se tiene el máximo nivel de habilidad motora, una óptima visión periférica y buena percepción cognitiva.
Cuando las ppm suben a 155-175 se pierden la habilidad motora compleja, se deteriora el proceso cognitivo y se entra en visión y oído túnel.
Se pierde el 70% de la visión periférica y solo queda un 30% de visión en profundidad, llamada visión o efecto túnel. El ojo pierde riego sanguíneo, se queda fijo en la cuenca ocular, los ojos no se mueven y el cuello no gira, obligando al cuerpo a girar hacia la agresión y afrontarla de modo frontal, se hace imposible ajustar el cristalino y no se puede tomar miras.
El oído se cierra y se disminuye la capacidad auditiva en un 84%, así pues el agente que dispara o es disparado a veces no oye ni los disparos que recibe ni los suyos propios, los oiría del mismo modo que en los entrenamientos con protector auditivo, o sea, muy atenuados, así pues es más real entrenar con protección auditiva que sin ella.
Los músculos faciales activan el tensor del tímpano y se cierra, eso es lo que provoca el llamado túnel de oído.
Cuando las ppm suben a 200 ppm o más, se entra en situación de pánico y es el máximo nivel de habilidad motora gruesa y podemos correr para huir o para combatir, pudiendo obtener resistencia hasta el final del combate aún estando en situación de herido de cierta gravedad. Un agente no entrenado de modo suficiente para situaciones reales y no mentalizado de que puede perder la vida cuando menos lo espere o que puede tener que disparar para salvar su vida, cuando llega a la situación de pánico es más que probable que se bloquee mental y físicamente.
En la situación de pánico, el ser humano llega a querer “desconectar” de la situación. Mediante otra hormona, la ACETILCOLINA, se podría alcanzar el desmayo pues se baja la presión arterial, se ralentizan los movimientos, disminuye el tono muscular, y es una forma natural de no sentir lo que nos puede venir encima o lo que ya nos está viniendo.
Para mejor comprensión de lo anteriormente expuesto, detallo cuales son los tres tipos de habilidades motoras y su características.
La habilidad MOTORA FINA, también llamada de DESTREZA DIGITAL, es la que nos permite manipular extracciones de cargador, aperturas de fundas, municionar cargadores, quitar seguros o manipular palanca de retenida del arma. Estas habilidades se pierden por encima de las 120 ppm, son las primeras en perder el sujeto cuando entra en combate, llegando a veces a no poder efectuar correctos cambios de cargadores o quitar el seguro del mismo modo que hacía en los entrenamientos.
La habilidad MOTORA COMPLEJA, es la habilidad que se pierde al alcanzar las 155 ppm. Es la habilidad que permite efectuar varias tareas a la vez, por ejemplo sacar el arma a la vez que se pide apoyo por radio o se dan órdenes al agresor o se trata de comunicar con el agente de apoyo. Una vez que alcanzamos las 155 ppm dejaremos de poder hacer esas tareas que en situación normal de entrenamiento sí podíamos llevar acabo sin complejidad alguna.
La habilidad MOTORA GRUESA, es la última que pierde el agente objeto de la agresión mortal, involucra a varios órganos y masas orgánicas a la vez, se bombea sangre a las piernas y brazos que son los órganos que tradicionalmente y desde la prehistoria hemos usado para trepar, correr o lanzar armas al depredador o enemigo, otorgando al combatiente fuerza y resistencia bien para facilitar la huida del combate o la capacidad de resistirlo.
Por todo lo expuesto es de rigor profesional el organizar ejercicios de tiro de adiestramiento defensivo y reactivo que no sean complejos sino que sean de fácil asimilación para el agente alumno.
Llegado el momento del combate, el cuerpo y la mente actuarán del modo más natural, de manera que, en ese momento, el cerebro puede ordenar ser más rápido y eficaz. Así pues, muchas son las veces que agentes de policía ante un enfrentamiento serio y real contra su vida, actúan de modo distinto a como fueron entrenados, pero eso podría ser parte de otro artículo dedicado a los entrenamientos reales y los entrenamientos entretenidos y estéticamente vendibles en fotos y videos de promoción ante los políticos y opinión pública y que son solo actos deportivos que no inculcan reacciones instintivas de supervivencia y en contra de los cuales me encuentro cuando la gente los confunde con entrenamiento policial.
Un articulo genial y no es porque este en mi blog, que coño digo, por eso esta en MI BLOG porque es un articulo COJONUDO.
Tened mucho cuidado ahi afuera Azules.
sábado, 17 de enero de 2009
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1 comentario:
hola, muy interesante el articulo, aunque podrías sugerir alguna bibliografía, estoy interesado en el tema.
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