lunes, 13 de abril de 2009

ENFRENTAMIENTO FUERA DE SERVICIO:

Como profesional que porta a diario una pistola, tengo que admitir que, en alguna ocasión, he sufrido una temida condición conocida como visión en tunel.
Aquellos que van armados a diario, sean o no agentes de la ley, deben ser conscientes continuamente del hecho de que portan un arma, y estar constantemente vigilando el entorno, comprendiendo que prácticamente en cualquier momento pueden ser llevados a una situación que puede cambiar para siempre sus vidas o la de algún otro.


Deben practicar con su arma, llevar recargas, y tener una idea de cómo van a responder a ciertas situaciones, antes de que sucedan.

Un amigo me envió recientemente un informe de un tiroteo que implicó a un policía fuera de servicio. El agente había llevado a su mujer y a sus hijos a un restaurante de comida rápida, y se encontraban en el mostrador, encargando su pedido.
El oficial, un veterano con considerable entrenamiento y experiencia, estaba en su día libre, vistiendo ropa casual, y portaba su pistola. La última cosa en su mente era el incidente que estaba a punto de suceder.
Mientras su familia y él encargaban la comida, se dio cuenta de que un sospechoso armado había tomado a un empleado como rehén, y estaba robando la caja fuerte del restaurante.
El agente ordenó a su mujer e hijos que salieran al exterior, e intentó sacar a otros del escenario de los hechos. Repentinamente, el ladrón comenzó a correr hacia el agente, pistola en mano.
El oficial desenfundó su semiautomática, se identificó como policía y se puso a cubierto. El delincuente hizo 2 disparos hacia el agente, que respondió al fuego, vaciando su arma. Según el informe, alcanzó al delincuente 11 veces. Después de cubrirse y recargar, el agente se aproximó al delincuente, encañonándole con su pistola ya recargada.

Afortunadamente, los disparos del delincuente habían fallado en alcanzar al policía. La familia del oficial no había salido por la puerta, como les había ordenado, aunque no habían resultado heridos. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había una niña pequeña en el suelo, con una herida de bala en la cabeza.
Después se supo que uno de los 2 disparos del delincuente había acertado a la niña, que no sobrevivió.
La tragedia del incidente hizo que el oficial reflexionase una y otra vez sobre la situación. Leer sobre el asunto también me hizo a mí pensar en muchas cosas. Es imposible saber cómo podría responder uno en la misma situación, y aunque el entrenamiento va a influir, la personalidad del individuo es probablemente la clave.

En este incidente, el oficial pensó que llevar una recarga era un inmenso beneficio, y aunque alcanzó al delincuente con la inmensa mayoría de sus disparos, las cosas hubieran sido diferentes si hubiera fallado.
El oficial reflexionó más tarde que, en vez de meterse directamente en la lucha, debería haber cuidado primero de su familia, asegurándose de que estaban fuera de peligro, antes de disparar.
Finalmente, el agente indicó que había sobrevivido en parte debido a su preparación, sus tácticas y su entrenamiento.

Todo esto trae a colación un interesante aspecto filosófico. Creo que hay muchas tonterías respecto a los tiroteos, y los tiradores de combate (N del T: en el original “gunfighters”, que podría traducirse como “pistolero”, si bien esta traducción tiene ciertas connotaciones peyorativas, que no se aplican aquí). Yo no soy uno de estos, pero conozco a algunos, y he tenido la suerte de hablar con ellos sobre el tema.

Algunas de estas personas tienen las características intrínsecas del guerrero –son hombres valientes y con entereza. Si este atributo puede aprenderse, o si existe desde el nacimiento, es algo que ignoro. Lo que puedo decir es que los que poseen esta cualidad no vacilan en actuar, y lo hacen con absoluto desprecio por su propia seguridad.
No tengo ni idea de si el oficial en esta historia posee este rasgo del guerrero. Quizás es así. Pero su entrenamiento le llevó a vacilar e identificarse como oficial de policía, provocando que el delincuente comenzase a disparar. Quizás si el policía no hubiese vacilado, y hubiese abatido inmediatamente al delincuente, las cosas hubiesen sido diferentes.

Nuestra sociedad no apoya, sin embargo, a estos luchadores auto sacrificados. En cambio, el entrenamiento de muchos departamentos de policía enseña a los agentes a no disparar a un asaltante, a menos que los disparos ya hayan comenzado. Creo que este tipo de entrenamiento es peligroso.
Pero muchos departamentos de policía están más preocupados por los potenciales problemas legales que por la seguridad de sus agentes.
Insisten en grabar en las mentes de sus oficiales que tomar la iniciativa –disparar primero- no vale la pena por el riesgo de ser llevados a juicio.
Portar un arma como un agente de la ley, un soldado, o un ciudadano legalmente autorizado lleva consigo una tremenda responsabilidad.
Aunque es imposible predecir como cada uno de nosotros podría reaccionar a una mala situación como la que se encontró este oficial, debemos comprender la carga que trae consigo el llevar un arma.
Desearía que todos los que portan armas pudieran conseguir no usarlas nunca pero, desgraciadamente, esto no es probable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

FELICIDADES POR ESTE TEXTO, MUY PERO QUE MUY ILUSTRATIVO Y DOCENTE.

GRACIAS ENDER.