lunes, 13 de abril de 2009

WADCUTTER. Cirillo.

Lo primero es disculparme de antemano porque se que ultimamente no escribo mucho, pero es que estoy bastante liado con el trabajo y otros temas personales.
Hoy voy a poner varios articulos traducidos por el impagable Visveriveni.Espero que os gusten.



Del libro “guns, bullets and gunfights”, de Jim Cirillo. El autor describe su diseño sobre una bala especial, con un perfil “Wadcutter”, y con punta en forma de copa (no exactamente una punta hueca), y describe el resultado de la misma en un tiroteo con la NYPD Stakeout Squad:

Llevé a cabo el diseño de mi bala para mi compañero, Bill Allard, que era un as con su Colt 1911 del .45. Bill llevaba una de mis balas wadcutter en la recámara, y en el cargador 7 cartuchos con proyectil semiwadcutter de punta hueca. Una semana después, Bill me salvó el trasero con esa wadcutter del .45 ACP, con un solo disparo.
Una banda de delincuentes juveniles habían atracado previamente un cierto hotel, siempre con las manos en los bolsillos. Bill y yo habíamos acordado un plan con el recepcionista, según el cual nos daría una palabra en clave cuando hablase con este grupo de delincuentes. Cuando oyéramos la palabra, uno de nosotros saldría por una puerta lateral y les cortaría la huída.
Por supuesto, el recepcionista se asustó y nos dijo la palabra en clave, sólo que esta vez se trataba de un grupo diferente. Al salir de la puerta lateral, menuda sorpresa me llevé: los dos individuos estaban armados con automáticas. Ambos giraron hacia mí al percibir mi movimiento. El primer sospechoso apuntó su arma en mi dirección, pero no me atrevía a disparar al estar un cliente en el vestíbulo, directamente en la línea de tiro. Los delincuentes apuntaron alternativamente sus armas hacia el recepcionista y hacia mí. Les grité que arrojaran las armas. Sabía que el primer individuo estaba drogado, y que no iba a dejar que nadie se interpusiese en su camino hacia la próxima dosis. Cuando volvió de nuevo su arma hacia mí, recé para que su disparo no alcanzase mis desprotegidos cuello y cabeza.
Pareció que pasaba una eternidad hasta que ví la onda de polvo y humo detrás del mostrador del hotel y oí el disparo de la .45 de Bill. El primer delincuente se incorporó desde la posición agachada en la que estaba, caminó hacia atrás sobre sus talones unos 4 pasos, y cayó sobre su espalda. Estaba muerto antes de chocar con el suelo. El segundo pistolero arrojó su arma y corrió hacia la salida. Ni Bill ni yo disparamos, por miedo a alcanzar a los transeúntes que pasaban frente a la entrada del hotel.
En el examen postmortem, vimos que la bala del .45 había atravesado el esternón del delincuente, roto el pericardio y había acabado a la izquierda de la espina dorsal. Se había expandido a un diámetro de más de 2 cms. Si Bill hubiese usado una bala del .45 estándar, probablemente no estaría ahora escribiendo este libro.
…/…
Durante las sesiones de entrenamiento, instruía a mis compañeros en la brigada a disparar si no veían que el sospechoso arrojaba rápidamente su arma cuando el agente hacía su advertencia verbal. Uno de mis hombres se ofendió por estas instrucciones. Me preguntó “¿me estás diciendo que asesine a estos tipos mientras yo tengo una escopeta y un chaleco antibalas?”. Repetí: “si no arrojan sus armas en el momento en que se lo dices y ven el letrero de POLICÍA en tu chaleco, quiero que les hagas volar fuera de sus calcetines”. El hombre sacudió su cabeza con desaprobación y no volvió a hablarme durante el resto de la sesión de entrenamiento.
Tres días después, este mismo oficial le dio el alto a un ladrón en una licorería de la 2ª avenida en Manhattan. Después me dijo: “Jim, tenías razón, casi me voy al otro barrio”. Me dijo que, en el momento en que salió de su escondite en la trastienda de la licorería, y dio el alto, sólo vio el resplandor de un disparo en la mano del ladrón, al tiempo que se volvía rápidamente hacia el agente. Una de las balas alcanzó el chaleco antibalas a la altura del tórax del policía. El segundo disparo, instantáneo, pasó a 2 cms de la oreja derecha del agente y se incrustó en el marco de la puerta detrás de él.
Después de contarme lo sucedido, me estrechó la mano, y se disculpó por dudar de mí. A continuación llenó una solicitud de traslado y dejó la unidad. Olvidaba mencionar que se recuperó rápidamente y, tras el segundo disparo, comenzó a disparar su escopeta Ithaca modelo 27, lanzando al delincuente a través de la puerta de entrada de cristal, hasta la acera de la segunda avenida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Más, quiero más de esto Ender.

Muchas Gracias.

Serpico.