domingo, 21 de diciembre de 2008

MATERIAL AUDIOVISUAL.

Hay grandes películas en el cine, mas que grandes son míticas, históricas, épicas.Inolvidables por la historia que cuentan o por el carisma especial de sus personajes.Aprovechando estas fechas navideñas os dejo una reseña de algunas de ellas , que por su calidad y en algunos casos su realismo siempre han formado parte del Hall of Fame del genero.



El personaje del policía Harry Callahan, creado por Don Siegel e interpretado por Clint Eastwood, marcó un hito en la historia del cine negro americano. La cosmovisión de este peculiar inspector de policía, y más concretamente su punto de vista sobre la justicia en un régimen democrático, es fácil de resumir: El sistema no funciona.
Y lo que es peor, jamás funcionará mientras siga manejado por la actual patulea de blandengues (jueces, abogados y fiscales mayormente) más preocupados de garantizar el respeto a las normas legales que protegen a los ciudadanos, incluso a los sospechosos de haber delinquido, que de castigar severamente las infracciones cometidas.
En definitiva, los estrambóticos partidarios del código penal frente al saludable y efectivo magnum del calibre 44.
Dicho esto así podríamos pensar que el entrañable Harry no es más que un cabrón fascistoide, pero eso sería de un reduccionismo imperdonable tratándose de un personaje con una personalidad tan compleja. Efectivamente, a lo largo de las cinco entregas de que consta la serie “Callahan”, asistimos a una curiosa evolución del personaje que intentaremos resumir para ustedes. No, no es que Harry el Sucio deje por un momento de ser el energúmeno que tanto fascina a sus fieles seguidores, sino que los asuntos tratados a lo largo de la saga constituyen un abanico temático de lo más sugerente.

Rockeros, terroristas psicóticos y feministas radicales son enemigos a batir puntualmente en algunas de las entregas, pero sin perder de vista nunca a los auténticos culpables del penoso estado de postración moral de la sociedad, que en este caso aparecen encarnados en los superiores de policía y los sucesivos alcaldes de San Francisco, incapaces de apreciar el verdadero valor de los cojones de Harry y su entrañable “magnum 44″ hasta que es demasiado tarde.
Pero vayamos con los contenidos de esta apasionante saga cinematográfica.

HARRY EL SUCIO


El personaje de Callahan aparece dibujado en sus rasgos más sobresalientes ya desde el principio de la película: Un atraco a un banco acaba como el rosario de la aurora, con los atracadores de color (negro) despanzurrados por la acera. Uno de ellos, interpretado por Albert Popwell (retengan este nombre, por favor) protagoniza junto con Eastwood una de las escenas recurrentes en la serie, con un famoso diálogo que ya ha pasado a engrosar la lista de las mejores frases de la historia del cine:

Harry: Sé lo que estás pensando. Yo tampoco recuerdo si he disparado todas las balas o aún me queda una en la recámara. Mueve un solo músculo y así saldremos de dudas los dos. Vamos, alégrame el día.
El malo de esta primera entrega no es, curiosamente, miembro de ninguna minoría étnica en particular. Por el contrario es rubio, de rasgos caucasianos y tiene la cabeza como un puto sonajero. Por si fuera poco, para conjurar eventuales acusaciones de racismo, Callahan no tiene el menor inconveniente en admitir como compañero de trabajo a un hispano (Chico Fernández) que por increíble que parezca acaba la película con vida.

HARRY EL FUERTE


Tal vez por las agrias protestas que la primera entrega de la serie provocó en cierto sector de la crítica (los sempiternos capullos empeñados en que el cine tiene que respetar un mínimo código ético y otras mariconadas), en esta segunda película Harry se convierte en defensor del estado de derecho.

En realidad no es que Callahan ya no esté convencido de que el sistema está podrido y haya que hacerlo saltar por los aires, sino que, como él mismo dice en la película: “el sistema no me gusta. Pero mientras no haya otro mejor lo defenderé”.

En esta película un grupo de policías de tráfico encabezados por David Soul (sí, coño, claro que le suena; es el rubio de Starsky y Hatch) ponen en práctica un revolucionario método para agilizar los trámites judiciales, consistente en vaciar el cargador del arma en la cabeza de cualquier sospechoso.
En este sentido son más papistas que el Papa, o por decirlo con más propiedad, más harrystas que “el Harry”. Por increíble que parezca, Callahan no se une entusiasmado a esta pintoresca banda policiaco-judicial, sino que por el contrario la combate valerosamente hasta desactivarla (al estilo Callahan, claro).

En esta entrega, el personaje interpretado por A. Popwell (el atracador negro de “Harry el sucio”, recuerden) asciende en la escala social del crimen y aparece caracterizado de proxeneta de baja estofa, con cadillac de color rosa y tapicería de leopardo. Como es natural le matan sin más contemplaciones.

HARRY EL EJECUTOR


En esta película los enemigos de Harry son una banda de sonados que forman uno de los grupos terroristas más patéticos que ha dado la industria del cine. Casi dan lástima cuando Callahan acaba con ellos.
Destacamos de este nuevo episodio de la saga el hecho novedoso de que el nuevo compañero de Harry es, esta vez, una mujer.
La tía los tiene bien puestos, no crean, y a pesar de los tacones y de llevar la pistola en el bolso (patético, sí) llega incluso a salvarle la vida a nuestro héroe entregando la suya propia.
Popwell, por su parte, sigue su imparable ascenso al estrellato y aquí encarna a “Mustafá”, un ratero con posibles, jefe de una minibanda, que colabora con Harry en la persecución de los terroristas (un jodido chivato, para qué nos vamos a engañar).

LA LISTA NEGRA


Liam Neeson hace su aparición por primera y única vez en la serie de Harry el Sucio, interpretando a un director de cine que tiene que sufrir a Jim Carrey como estrella de rock con la que ha de rodar un filme. Sí amigos, incluso en los templos más sagrados del cine-cine aparece el capullo de Carrey.

Incomprensiblemente Harry no le pega dos tiros después de oirle cantar gestualizando histriónicamente como nos tiene acostumbrados. Una prueba más de que en el fondo del corazón de Harry late cierta humanidad.

Esta entrega de la serie aporta como hito una nueva estética en el arranque del film, pues aunque los créditos siguen apareciendo sobre una imagen aérea de la ciudad de San Francisco (en realidad podemos considerar que esta ciudad, la Sodoma de nuestra era, es prácticamente otro personaje de la película), esta vez está rodada de noche, con las lucecitas en todos los edificios, lo que aporta a esta cinta un innegable toque de sofisticación.

Albert Popwell aparece de nuevo, pero esta vez en la cima del olimpo interpretativo; nada más y nada menos que encarnando al compañero de Harry Calahan. Por desgracia lo asesinan al cuarto fotograma.

IMPACTO SÚBITO


Esta es por el momento la última película de la saga, y a juzgar por el lamentable estado físico de Eastwood (qué cosas, cómo pasa el tiempo), la que cierra definitivamente este glorioso ciclo.
En esta ocasión, una chica que ha sido violada por una pandilla de delincuentes de ínfima estofa, en lugar de molestar a los pesados servidores de la ley y la justicia con sus problemas decide solucionarlos ella misma mediante el saludable método de meterle a cada uno de los culpables un tiro en los cojones, vaciándoles posteriormente el cargador en la zona occipital.
Harry comienza a sospechar que alguien le está robando protagonismo en la impartición sumaria de justicia por la vía expeditiva, así que inicia sus pesquisas hasta dar con la “culpable”.
Por supuesto, al conocer el drama humano que motiva el afan justiciero de la muchacha Callahan no puede por menos que emocionarse (al fin y al cabo no todos los días encuentra uno un alma gemela), así que le echan la culpa de los crímenes al último pringadillo que la palma y a vivir que son dos días. ¿Es para emocionarse o no?.




COLORS
Probablemente una de las mejores peliculas sobre patrulleros.Con un Robert Duvall impresionante, podemos encontrar a Sean que evoluciona de novato que-se-come-el-mundo a un agente maduro que sabe tomar el pulso a las situaciones.
La pelicula narra la constante guerra entre dos bandas reales en Los Angeles Los Crips y Los Blood, a cuyos colores hace alusion el titulo.El rodaje se basa en una patrulla del C.R.A.S.H (Community Resources Against Street Hoodlums ), la unidad callejera especializada en el control, identificacion y arresto de la chusma de las bandas.Un trabajo de mierda , solo para voluntarios.
La pelicula tiene mucho mensaje entre lineas, la recomiendo encarecidamente.


Esta ultima pelicula me dejo sin palabras, primero la sinopsis:
Sean es un joven ex policía, miembro de una familia de servidores de la
ley, que ha terminado con esfuerzo y tesón la carrera de derecho. Ahora pasa a
ser uno de los novatos ayudantes del fisica de distrito en la siempre complicada
ciudad de Nueva York. El primer caso que le endosan es atractivo pero difícil,
al tiempo que tiene derivaciones que le afectan directamente: debe instruir la
acusación contra un importante capo de la droga, que cuando iba a ser detenido
liquidó a dos policías, además de herir a su propio padre, también policía,
justo cuando le quedaba poco tiempo para retirarse.
Lo malo es que a medida que investiga, descubre ramificaciones de
corrupción en el cuerpo policial, que podrían implicar a su progenitor.Sidney Lumet demuestra un magnífico pulso narrativo en este
film, que conecta con otros títulos suyos como Sérpico y El príncipe de la
ciudad en su temática de las cloacas de la policía.

"Melodrama moral", en palabras del director, plantea
interesantes dilemas morales, y señala la frecuente tentación de caer en el
cinismo para autojustificar las propias acciones. El reparto es excelente, pero
destacan Andy García y Ian
Holm
, hijo y padre en la película.

Si te gusta el NYPD, si quieres ver los entresijos , tan reales como si te lo contaran ellos, con esta pelicula te formaras una idea mas que intima de el sistema .Os recomiendo su compra sin ningun genero de dudas, pelis asi ya no se hacen.












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