Mi equipo de comediantes todavía no había acabado. Estos personajes nunca se tomaban los servicios en serio. No importaba qué instrucciones o consejos les daba durante las sesiones de entrenamiento, insistían en hacer las cosas a su modo. Eran tan divertidos que todavía, a día de hoy, les aprecio y les echo de menos.
Marty y Benny estaban de servicio en una tienda de pollos fritos. Su hora de retirada era a las 10 p.m., aunque la tienda seguía abierta hasta las 11. A las 9:55 empaquetaron sus chalecos antibalas, desmontaron sus escopetas Ithaca, y guardaron sus armas y equipo de servicio. Ahora sólo estaban armados con los mismos revólveres de fuera de servicio Colt y Smith & Wesson que habían usado en el tiroteo de la drugstore.
Mientras cerraban la maleta que contenía sus chalecos antibalas, oyeron una voz, desde detrás del muro tras el que se escondían, que decía: “De acuerdo, hijos de ****, sé que los polis se han ido hace 15 minutos. Dadme todo el dinero u os volaré vuestros jodidos sesos”. Marty y Ben se miraron el uno al otro, asombrados.
Lo primero que pensaron fue: “Esto no puede ir en serio. Debe ser algún estúpido gilipollas haciendo un chiste”. Cuando Benny se asomó por encima del muro, no podía creer a sus ojos. Allí había un atracador, con una .45 cargada en la mano. Le hizo una seña a Marty, y ambos se asomaron con sus revólveres en la mano. El atracador los vió, y corrió hacia la puerta, apuntando su .45 hacia ellos, tratando de cubrir su huída. Antes de que pudiera quitar el seguro o disparar un tiro, Marty y Benny abrieron fuego.
Los 2 apuntaron bajo, hacia el trasero del atracador, para que los disparos, en caso de fallar, impactaran en el suelo, y no salieran paralelos al mismo hacia la calle oscura, y alcanzasen a algún inocente. El pistolero cayó alcanzado justo a la puerta de la tienda. Se quedó allí gimiendo y gritando: “Oh, mierda. Se suponía que ya no teníais que estar ahí. Oh mierda, maldición”.
Estaba verdaderamente resentido porque los policías no habían jugado según las reglas, y creía que no era justo que estuviesen allí”. Cuando Benny registró y esposó al delincuente, se dio cuenta de que el reloj Timex en su muñeca estaba adelantado 15 minutos. Benny se rio y le dijo a su colega. “eh, Marty, deberíamos llamar a John Cameron Swazey y decirle que los relojes Timex sirven para atrapar a cacos”.
Después de este servicio, siempre me refería a mis comediantes como los “dos proctólogos”. A partir de este episodio obtuvimos nueva información sobre los enfrentamientos armados. Encontramos que siempre que le disparábamos al delincuente en la pelvis o en el trasero, éste caía inmediatamente al suelo. Podían ser todavía peligrosos, pero al menos no podía apuntar bien.
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